La luna, amargada, miraba con desdén mi ser
ansioso de amor divino,
y el sol, ansioso del amor del que no tenemos oscurecía
su brillantes,
su fuego fugás, si falta de hombría.
Era la luna madre puritana
y era el sol hijo libertino,
y te mira a los ojos, imagina tu carne, anhela tu
cuerpo,
deseoso de ti está el ardiente sol.
Y cuándo la luna se oscurece el sol
se apaga, y cuando la luna enrojese,
el sol calienta, y te mira, y la ropa te
quita, y tu caes, y tu tiemblas,
y tu vas hacia él, y él te llena de amor,
mientras yo, aquí sin ti,
sin tu cuerpo, sin tu piel, sin los besos que siempre
soñé sigo deseando el amor de la luna,
mientras tú y el sol son uno solo.
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